miércoles, 19 de noviembre de 2008

"Dulce miel, Amarga Hiel"

Un poema de Almafuerte:

No te des por vencido, ni aún vencido,
no te sientas esclavo, ni aún esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y acomete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
no la cobarde estupidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua, y no la implora...
Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo, tu cabeza !

"El final de la vida"

El dolor recorría sus entrañas, latía entre las vísceras, penetraba en lo más profundo de su alma… La estaba devorando… devoraba su vida en un borbotón de sangre que irrigaba, lentamente, el ultimo hilo de consciencia que la quedaba. 
¿Acaso era aquel su fin? Lo era en efecto pero, ¿no debería luchar?, No debería aferrarse al yugo terrenal que somete ser, que lo exclaviza, que lo maltrata, que lo golpea, el causante de su hambruna, pero que, al mismo tiempo, le proporciona sustento, cobijo, seguridad… 
-“La prisión de la realidad no es lo suficientemente segura para  mi”-susurra.
 Al tiempo que lo pronuncia una extraña figura se forma entre las sombras sobre ella, la misma figura que se inclina y le extrae la afilada punta de metal de la flecha que la fuerza había hundido entre sus cálidas carnes, entre sus finos pelajes;-“Hoy quedas liberada de tu prisión”-Susurra el cazador a su presa…inerte al fin…